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Discurso de apertura de Tere Garduño

Nantes, 20 de Julio del 2010

Queridas y queridos colegas del RIDEF de Nantes:

La Tierra, nuestro planeta, forma parte de un conjunto de cuerpos celestes que se mueven alrededor de una estrella, el Sol; sin embargo, a pesar de la inmensidad que para nosotros significa el Sistema Solar, éste sólo es un punto en una galaxia con miles de millones de estrellas. A su vez esta galaxia, la Vía Láctea, es una de las miles de millones que integran el Universo.  Cabe recordar que este infinito escenario sólo puede existir en profunda interacción. Las galaxias, estrellas y sistemas tienen ritmos comunes y equilibrios compartidos.

Nuestra Tierra, el planeta azul, tiene una atmósfera formada por oxígeno, hidrógeno  y nitrógeno, principalmente, gases que hacen posible la vida. Vida que es posible también gracias  a la energía del Sol, con la que la flora del planeta transforma sales y substancias en alimentos.

El  Sol determina con la intensidad de sus rayos y la Tierra con sus movimientos, lo que duerme y lo que trabaja en nuestro Planeta.  Ante la luz de cada mañana, lo que era oscuro e incierto se convierte en claro y brillante. Todos gozamos ante la caricia de los rayos solares, la vida se despliega a cada minuto, con una diversidad de formas, de acuerdo con la cantidad e inclinación de esos rayos que hacen posibles las selvas, los bosques, los desiertos y las regiones nevadas.

Los seres vivos no estamos aislados. Vivimos en interacción gracias a las relaciones y cadenas que establecemos entre todos. Formamos ecosistemas, conjuntos de seres vivos: animales, plantas, microorganismos y seres humanos, que nos relacionamos con el suelo, el aire, la luz, la humedad y la temperatura.

Todos los componentes de estos ecosistemas necesitamos estar en equilibrio. Esta es la clave para que nuestro planeta siga teniendo la misma cara verde y azul, llena de vegetación y de fauna, de ríos, lagos, lagunas y mares.

Los ecosistemas pueden formarse en todas partes de la Tierra, en bosques, en selvas, en desiertos y en la tundra; también en el mar, en los ríos, en los lagos y en los pequeños charcos que forma la lluvia.

En esos espacios, animales y plantas, desde microscópicos hasta gigantescos, viven estrechamente relacionados con el medio. Éste proporciona aire, agua y luz, y recibe de los organismos desechos y nutrientes que lo vuelven a alimentar. Es como una sinfonía del equilibrio vital.

Para que esta sinfonía se escuche por siglos y siglos, los organismos tienen un mecanismo fundamental que les permite adaptarse al medio dónde viven. Gracias a la adaptación los tigres y los leones viven plenos en su espacio y las ballenas y los delfines gozan de las aguas del mar. Gracias a la adaptación los animales del desierto no mueren de sed, ni los pingüinos, ni los osos mueren de frío en los polos. Gracias a la adaptación algunas especies de reptiles son más viejas que la humanidad y han perpetuado su presencia cerca de nosotros.

Sin embargo, este mecanismo innato de adaptación tiene sus límites: cambios bruscos en la temperatura, la vegetación, la humedad de un lugar, pueden acabar con las casas de los animales que viven en ellos. Y sin hogar, todo muere.

La tala inmoderada de árboles y la contaminación de aguas de los ríos, del aire y de la tierra producen un efecto devastador en los seres vivos. La cacería y la venta de animales en peligro de extinción amenazan el equilibrio vital de nuestro planeta.

Entre los seres vivos con mayor capacidad de adaptación nos  encontramos las personas; mujeres y hombres, niñas y niños,  somos capaces de sobrevivir en los diferentes climas, con las diversas humedades, con las vegetaciones más cambiantes: en el frío de los polos, en el clima tibio de las zonas templadas, en el calor del trópico, en las altas temperaturas del Ecuador. Podemos estar en las montañas y en las planicies; nos adaptamos a vivir en las populosas y ruidosas ciudades o en el aislamiento y la tranquilidad del campo. Hemos aprendido a utilizar los recursos del medio para satisfacer nuestras necesidades.

A lo largo de nuestra historia, los grupos humanos hemos desarrollado distintas maneras de relacionarnos con el medio. Muchos grupos han establecido relaciones armónicas, sintiéndose parte de la naturaleza y respetando el equilibrio vital.

Vivimos rodeados de plantas y animales y podemos admirar fenómenos maravillosos que nos brinda la naturaleza, como son la Luna llena, un hermoso atardecer o el trino de los pájaros cada mañana y cada tarde. Sin embargo, la sinfonía del equilibrio vital no es eterna, depende de cómo, cada ejecutante - suelo, aire, humedad, energía, plantas, animales y humanidad – pulse las notas de su instrumento y esté en concordancia con el resto de la orquesta de nuestro planeta.

El sistema social y económico que hoy predomina en todo el mundo ha desarrollado una cultura que considera al humano como un ser superior, que puede explotar los recursos naturales como un botín personal, sin preocuparse por las consecuencias  que tengan sus acciones sobre el medio. Esta falta de conciencia pone en peligro el equilibrio de los ecosistemas y al planeta en su totalidad.

De hecho, somos los responsable de que ese despliegue de vida continúe en los diversos rincones del planeta. Tenemos la responsabilidad de buscar alternativas a los problemas de desgaste de nuestras regiones naturales, buscando formas de aprovechamiento del medio que alteren lo menos posible las condiciones de las que depende la vida de todas las especies.

Para poder asumir esa responsabilidad, la primer tarea es comprender las necesidades individuales de cada ser vivo, así como las características de los ecosistemas.  El estudio cuidadoso y respetuoso de todos los seres y elementos del entorno nos permitirá apoyar su permanencia en el planeta. Tenemos que admitir nuestra inevitable dependencia como especie, respecto de las condiciones generales del medio y comprender cómo las transformaciones del ambiente pueden afectar a los seres vivos y al entorno.

El desarrollo de las comunicaciones y la tecnología, de los medios de transporte y de las diversas formas de comunicación ha aumentado  la interdependencia de los seres humanos, volviéndolos también más frágiles. La sociedad global que ha nacido de nuestra cercanía nos ha puesto en riesgo al conservar los valores del aislamiento, donde cada quien ve por sus propias necesidades y trata de sacar provecho personal de las circunstancias.  Esa sociedad global nos puso juntos, haciendo prioritarias las necesidades del hoy sin ninguna posibilidad de ver al futuro.

Pero ese futuro nos está alcanzando: vamos acabando con la flora y la fauna, desertificando el planeta, acabando con las especies, contaminando el aire y ensuciando el agua a favor siempre de los más pocos y cancelando el futuro de los más frágiles. Los patrones dominantes de producción y consumo están devastando el ambiente, agotando los recursos y extinguiendo a las especies. Las pequeñas comunidades, con un menor desarrollo y menores riquezas materiales se está haciendo cada día más grande. La injusticia, la pobreza, la ignorancia y los conflictos violentos se multiplican por todos lados y son las causas de grandes sufrimientos sobre todo para los más pequeños. Un aumento que no tiene  antecedentes, de la población humana ha sobrecargado los sistemas ecológicos y sociales. La seguridad para todos ha sido rebasada.

Es la hora de que esa sociedad global tenga una vida sostenible, basada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz.  Por ello, requerimos reconocer nuestra responsabilidad de unos hacia otros, hacia la gran comunidad de vida, de rocas y arena y sobre todo hacia las generaciones futuras.

Podemos elegir: formamos una sociedad global que cuide el planeta y que en la que los seres humanos se cuiden entre sí o arriesgamos nuestro propio espacio de vida y avanzamos hacia la destrucción de todo, de nuestra diversidad y de nosotros mismos. Es necesario realizar cambios fundamentales en nuestra vida cotidiana, en nuestras instituciones y en nuestro universo de valores.  Cambiar el tener por el ser. El discriminar y juzgar por aceptar y tolerar. El poder y el control por el respeto democrático y humanitario. 

 

Los retos que enfrentamos hoy en día interrelacionan lo ambiental, lo económico, lo político, lo social y lo afectivo. Requerimos hacernos responsables unos de otros, identificándonos con la comunidad vegetal y animal, tanto como con la comunidad humana.  Somos ciudadanos del mundo que vivimos en diversos países. Compartimos la responsabilidad del presente y del futuro para la familia humana y el todo el mundo vivo. No somos los reyes de la creación sino los herederos y guardianes de la naturaleza. Necesitamos una nueva  ética, una visión política coherente y un pensamiento que articule la vida de todos los seres que habitan el planeta y valore la interdependencia humana.

 

Por ello retomamos los principios de la Carta de la Tierra y pedimos:

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El respeto y cuidado de las comunidades y la vida que en ellas se desarrolla.

·     

La vigilancia permanente de la integridad ecológica.

·     

La justicia personal, social y económica.

·     

La democracia, la no violencia y la paz  como sistema de vida entre las personas.

Estimados y estimadas colegas:

He revisado con sumo cuidado el nombre de este RIDEF y las respuestas que se han avanzado en las propuestas de talleres largos y cortos y encuentro que ante el reto de la necesidad de conservar nuestro espacio vital se anuncian importantes propuestas como:

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Conocer Amazonia, « pulmón del Mundo », haciendo un mapa con principios de durabilidad,  para asumir posturas de preservación que contribuyan a la salud del planeta.

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Reflexión sobre las consecuencias (pedagógicas, económicas, medioambientales y sociales), de las elecciones de los productos que usamos a la luz de la huella ecológica.

·     

Construir una manera más justa de ver el mundo sobre un mapa: el debate entre el mundo de Peters y el de  Mercator.

·     

Una educación sustentable; experiencia de correspondencia telemática.

·     

Lo que es la buena enseñanza en un buen ambiente de estudio.

·     

La herbolaria en la cultura mexicana (una historia y una práctica de uso de las plantas).

·     

La Carta de la tierra: marco ético para la escuela moderna.

·     

Las flores de la tierra.

·     

•   La percepción del entorno a través de los dibujos de niños de Nanga Eboko.

·     

Los alumnos de la escuela elemental en la gestión del agua en el medio ambiente.

La crisis económica y social del 2008-2009 tuvo como consecuencias, entre otras:

·     

Aumento  de la tasa de mortalidad de los niños menores de 5 años.

·     

Descenso de la tasa de escolarización.

·     

Aumento de la inseguridad.

·     

Aumento de la cantidad de niños obligados a trabajar en ambientes peligrosos.
 

 

Ante la necesidad de trabajar para garantizar una escuela digna a todos los niños y las niñas, dada la existencia de hechos como el que 101 millones de niños y niñas en edad de escolaridad primaria no van a la escuela (con predominancia de niñas excluidas de la educación); y que   8.8 millones de niños de menos de 5 años murieron durante el 2008 en el mundo,  se han propuesto los talleres largos siguientes:

      

Tinta Vapo y derechos de las niñas y los niños.

      

La cuestión de las creencias en la clase.

      

La diferencia sexual por una ciudadanía completa.

      

El cuerpo en la escuela.

Así como los talleres cortos:

      

La mirada, la escucha, la palabra.

      

Una escuela Freinet de l’A.B.E.M. llega a la práctica efectiva, un modelo a copiar.

      

Respeto a la infancia y castigos corporales.

      

La participación de los niños en las escuelas africanas.

      

Derechos y obligaciones de los niños.

      

La caja de arena como actividad lúdica-terapéutica para los niños víctimas de violencia.

      

La Pedagogía Freinet como respuesta contestataria al modelo educativo del Chile de Pinochet, en un contexto de pobreza urbana.

      

Freinet en una escuela pública mexicana, el proyecto pedagógico de la escuela primaria « Concepción Meléndez ».

      

Una escuela para los niños enfermos: en el hospital y en la casa.

Y el otro reto asumido es continuar construyendo útiles pedagógicos y comunicando nuestros esfuerzos a los demás, como se ve en los siguientes talleres largos:

      

Cooperación internacional y formación.

      

La pedagogía Freinet en Maternal.

      

Creación del universo lúdico.

Y los talleres cortos:

      

Creación literaria en la clase de lengua extranjera.

      

Conocimiento y comprensión de culturas.

      

Prácticas Freinet e intercambios en el seno de grupo local francés.

      

Fabricando libritos.

      

Presentación de la Pedagogía Freinet en Corea.

Todo este trabajo que compartiremos en estos 10 días seguramente nos enriquecerá y permitirá transformar nuestras prácticas pedagógicas, garantizando una escuela donde niños , niñas y jóvenes serán respetados. Sin embargo, es importante guardar este trabajo para poderlo meditar posteriormente. Para ello es importante que cada taller escriba su diario, guarde sus propuestas y arribe a conclusiones que después podamos todos compartir. Es así como nuestra presencia se alargará virtualmente gracias al trabajo cooperativo de todos los talleres.

Como resultado del trabajo de hace dos años, el MEPA se marcó la tarea de recoger los testimonios, reflexiones y evaluaciones del RIDEF Metepec 2008. Las memorias de ese Reencuentro han  llegado hoy a Francia para poder ser entregado y así cerrar el círculo de lo trabajado hace dos años.

Continuemos la tradición de recoger y compartir el trabajo. Es una de las formas como la FIMEM va dejando huellas de la capacidad pedagógica de sus miembros y testimonio de sus experiencias vividas en el aula.

¡Buen RIDEF!